Nos encontramos en un momento crucial de evolución y adaptabilidad. Si bien es fácil anclarnos en lo tradicional y resistir al cambio, es imperativo comprender que las antiguas metodologías de formación pueden estar más próximas a la obsolescencia de lo que creemos. No se trata solo de cómo entregamos contenido, sino también de cómo se consume y procesa en la era actual.
Reflexionemos un momento: ¿recuerda la última vez que asistió a un seminario o taller presencial? Es posible que, en su memoria, destaquen detalles como el café servido o las galletas del receso, más que el contenido que se impartió. Este simple hecho nos da una idea clara de que es necesario reevaluar y reinventar nuestras estrategias de formación.
Con el ritmo vertiginoso de cambios en el ámbito laboral y las distintas expectativas de las nuevas generaciones que se integran a este, adaptar nuestras técnicas y herramientas de formación no es solo deseable, es esencial. Como líderes en formación, es imperativo ofrecer recursos que verdaderamente potencien el desarrollo de nuestros colaboradores y, consecuentemente, impulsen el progreso de la organización.
A continuación, le presentaré cuatro razones contundentes que subrayan la necesidad de adaptar nuestros programas de formación al nuevo panorama laboral y algunos consejos para abordar este cambio con éxito.
En este artículo desglosaremos cuatro argumentos clave que evidencian la importancia de renovar nuestros programas de formación en función de las actuales tendencias laborales, junto con recomendaciones prácticas para implementar estos cambios eficazmente.
La era digital ha transformado radicalmente nuestra manera de consumir información. Los colaboradores de hoy, inmersos en este ecosistema, buscan respuestas al instante. Imagínese por un segundo que necesita una respuesta y tiene que esperar días para obtenerla. Inconcebible, ¿verdad? Es precisamente lo que sienten nuestros colaboradores cuando enfrentan barreras para acceder a la información que necesitan.
Más del 70% de los trabajadores recurren a internet como herramienta primordial para resolver sus dudas diarias. Esta tendencia no sorprende, considerando que la mayoría creció en un entorno en el que Google proporciona respuestas en milésimas de segundo. Y este hábito no es exclusivo de su vida personal; lo incorporan a su rutina laboral, esperando un acceso instantáneo a la información desde sus dispositivos móviles.
No obstante, es crucial entender que, aunque desean acceso inmediato, no buscan formación desorganizada. Desean una formación estructurada, pero que se adapte a su ritmo y disponibilidad.
Tip estratégico accionable:
Adopte el microlearning. El microlearning, o aprendizaje a base de pequeños módulos, se alinea perfectamente con las necesidades de los trabajadores modernos. Estos módulos, breves y centrados en temas específicos, ofrecen contenido conciso que puede ser consumido en cortos intervalos de tiempo, permitiendo a los colaboradores aprender sin interrumpir su flujo de trabajo. Además, al ser compatibles con dispositivos móviles, garantizan el acceso 24/7, satisfaciendo esa necesidad de inmediatez y eficiencia. Adapte sus programas de formación a este formato y descubrirá cómo mejora la retención del conocimiento y la satisfacción del aprendiz.
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En la era digital actual, un individuo no se limita a un solo dispositivo. Los trabajadores interactúan con múltiples pantallas durante el día, desde smartphones hasta computadoras y tabletas. Si bien el teléfono móvil puede ser el dispositivo de cabecera para muchos debido a su portabilidad y multifuncionalidad, no podemos suponer que será el único medio de acceso a la información. Mientras un colaborador puede optar por su smartphone en el trayecto al trabajo, es muy probable que prefiera una pantalla más amplia y cómoda cuando se encuentra en su espacio laboral.
Esta dinámica multidispositivo se refuerza con el hecho de que muchas personas, un 87% según datos, suelen utilizar dos dispositivos de manera simultánea. Por ejemplo, es común ver un vídeo en la laptop mientras se interactúa en redes sociales a través del móvil.
¿Qué implica esto para la formación eLearning?
El contenido formativo que se desarrolle no sólo debe ser adaptable a cualquier dispositivo, sino que debe ser lo suficientemente atractivo y relevante para captar y mantener la atención del usuario en un entorno donde las distracciones son constantes.
Tip estratégico accionable:
Implemente un diseño responsive y adopte la mentalidad "Mobile-first". Asegúrese de que sus programas de eLearning sean adaptativos a cualquier tamaño de pantalla, garantizando una experiencia de usuario óptima. La filosofía "Mobile-first" sugiere diseñar inicialmente para dispositivos móviles y luego escalar el diseño para pantallas más grandes. Esta estrategia no solo garantiza que el contenido se vea y funcione bien en dispositivos móviles, sino que también sienta las bases para una experiencia de aprendizaje coherente y adaptada al estilo de vida actual de los colaboradores.
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Nos encontramos en un momento donde el colaborador ya no es pasivo, sino que tiene voz y elección en su proceso de formación. El aprendizaje ya no es una calle de un solo sentido, sino una vía bidireccional en la que el colaborador tiene un rol activo. Los colaboradores de hoy no solo desean recibir información útil y capacitación relevante, sino que también aspiran a tener autonomía en cómo, cuándo y dónde aprender.
La clave está en la flexibilidad. No desean estar limitados por horarios estrictos o por formatos únicos. Un día puede ser un video tutorial lo que necesitan, mientras que otro día, una lectura concisa o una infografía. La idea central es que el aprendizaje se ajuste a ellos y no al revés.
El eLearning se alinea de manera natural con estas expectativas, ya que libera al colaborador de las ataduras tradicionales de un aula y permite integrar el aprendizaje en momentos oportunos: durante un descanso, en el trayecto al trabajo o en cualquier momento que consideren adecuado. Y no es una cuestión generacional, personas de todas las edades valoran poder decidir y priorizar su proceso de aprendizaje según sus necesidades actuales.
Tip estratégico accionable:
Implemente plataformas de aprendizaje adaptativas y modulares. Estas plataformas pueden identificar y adaptarse al estilo y ritmo de aprendizaje de cada usuario, ofreciendo contenidos y formatos adecuados a sus preferencias y necesidades. Permita que el colaborador elija entre diferentes formatos (videos, lecturas, infografías, quizzes) y ofrezca la posibilidad de acceder a ellos de manera asincrónica, es decir, sin un horario fijo. De esta manera, estará no solo brindando opciones, sino también dando un papel protagonista al colaborador en su proceso de formación.
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La figura del trabajador que se conforma con una capacitación esporádica y pasiva ha quedado atrás. Los colaboradores actuales, impulsados por una mezcla de curiosidad y deseo de auto-mejora, buscan ser protagonistas activos en su trayectoria formativa. Su sed de aprendizaje no se sacia con una simple formación inicial; buscan y valoran la actualización y ampliación constante de sus habilidades.
El tradicional modelo de formación, basado en lecciones rígidas y prolongadas, ya no resulta atractivo ni eficiente para ellos. Ansían un proceso de aprendizaje dinámico, donde puedan involucrarse activamente y a su ritmo. Un claro indicativo de esta tendencia es el Deloitte Millennial Survey, que evidencia la inclinación de esta generación hacia un aprendizaje más robusto: los millennials desean dedicar casi el doble de tiempo al desarrollo de habilidades de liderazgo por semana.
Tip estratégico accionable:
Fomente el aprendizaje microlearning y cree rutas de aprendizaje personalizadas. El microlearning consiste en proporcionar contenidos formativos cortos y focalizados que los colaboradores pueden consumir en pequeños intervalos, lo que facilita la integración del aprendizaje en el día a día. Las rutas de aprendizaje personalizadas permiten a los colaboradores seguir un camino formativo adaptado a sus intereses y necesidades, ofreciendo una mayor motivación y compromiso con el proceso. Con estos dos enfoques, no solo estará satisfaciendo su deseo de aprendizaje continuo, sino también adaptándose a las dinámicas de un mundo laboral en constante evolución.
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Para finalizar, le compartimos una lista de 5 preguntas esenciales para cuestionar la adaptabilidad de sus programas de formación a las nuevas generaciones:
¿Se están incorporando tecnologías y herramientas digitales actuales en los métodos de formación que ofrecemos?
¿Hemos recabado feedback de los colaboradores más jóvenes sobre qué mejoras o cambios les gustaría ver en los programas de capacitación?
¿Están diseñados nuestros programas de formación para ser flexibles y accesibles desde diversos dispositivos y en diferentes horarios?
¿Hemos incluido en nuestros programas formatos variados de contenido, como videos, infografías y actividades interactivas, que se alineen con las preferencias de aprendizaje de las nuevas generaciones?
¿Realizamos evaluaciones periódicas para medir la eficacia y relevancia de nuestros métodos de formación en función de los resultados y del desempeño de los colaboradores en sus roles actuales?