¿Sabía que el Diseño Instruccional (DI) se inició en la Segunda Guerra Mundial para mejorar la capacitación militar? Esto viene a demostrar que el DI no es un concepto nuevo, se trata de una disciplina rigurosa, sistemática y estructurada. Y si su empresa no está utilizando el Diseño Instruccional para crear cursos de capacitación eLearning, se está quedando atrás. El propósito de este artículo es ayudarle a convencer a sus directivos y compañeros de trabajo de la importancia de este concepto.
En primer lugar vamos a hablar de lo que es y no es el Diseño Instruccional. La Universidad de Texas define el DI como el proceso de análisis... espere, vamos a omitir la jerga académica. El Diseño Instruccional es la forma en que tomamos un bloque de contenido y los convertimos en un proyecto de aprendizaje basado en una estrategia y objetivos medibles con el fin de ayudarle al alumno a completar ciertas tareas de forma efectiva.
Hemos visto proyectos sin buen Diseño Instruccional más veces de las que podemos recordar. Los expertos en la materia están ahí, el contenido es de calidad... y aún así fracasan los cursos. Los alumnos no obtienen nuevos conocimientos o habilidades una vez que los completan. En otras palabras, el tiempo y el dinero se van por el desagüe. Es como entrar en una sala de clase, dar a los estudiantes un libro y decir "aprendan". Tal vez sí, se ahorraría tiempo y dinero si no contrata a un maestro, pero ¿funcionaría? No. Es por eso que necesitamos tomar el DI en serio.
Pero igualmente, puede ser que el enfoque poético anterior podría no funcionarle tan bien en una reunión con sus gerentes, ya que las metáforas no funcionan a veces con los tomadores de decisiones. Así que aquí hay algunos puntos muy prácticos y claros para ayudar a su compañía a entender el por qué de un buen diseño instruccional y darle el respeto que se merece.
Cuando un diseñador instruccional trabaja con una empresa, trabaja en conjunto con los expertos en la materia (SME) y analizan el material. Esto no sólo significa que los alumnos van a recibir información precisa, también da al experto en la materia una perspectiva externa y ayuda a aclarar, resumir y conceptualizar de forma más clara sus procesos de negocio. Incluso los expertos llegan a reflexionar sobre lo que es el objetivo final de un proyecto eLearning. En otras palabras, un buen diseñador instruccional pone a todos en la misma página.
Un buen diseñador instruccional se toma el tiempo para entender su audiencia. ¿Por qué es tan importante para ellos llevar este curso? Porque si se lleva a un grupo de aficionados de jazz a un concierto de Justin Bieber, claramente estos no van a estar aplaudiendo.
Los diseñadores instruccionales buenos tienen las habilidades para crear y organizar las actividades de aprendizaje de forma relevante, atractiva, y clara. Cuando los alumnos ven lo que están haciendo como una valiosa experiencia de aprendizaje, van a estar más comprometidos y entenderán el contenido más fácilmente. En general, esto significa una mayor rentabilidad de la inversión para su empresa.
Los buenos diseñadores instruccionales también entienden cómo funciona la memoria, cómo el cerebro aprende y crean sus cursos en consecuencia a estos. Los cursos de eLearning que no están diseñados con estos principios en mente pueden ser frustrantes para los estudiantes.
No es suficiente saber organizar el contenido. En el mundo moderno, somos bombardeados con información todos los días - correos electrónicos, mensajes de texto, reuniones, y el Internet nos empuja a la sobrecarga sensorial muchas veces. Si intenta forzar a sus alumnos a observar y hacer muchas cosas al mismo tiempo y no identifica lo que es importante y relevante para ellos, aumentará la ansiedad y disminuirá el rendimiento del proyecto.
Por ejemplo, hemos visto programas de eLearning que proporcionan información demasiado detallada sobre contabilidad a recepcionistas de nivel principiante. Si bien éste es un error evidente, un diseñador instruccional debe decidir qué contenido es obligatorio de conocer para el estudiante (fundamental para el logro de los resultados de aprendizaje), cual contenido sería importante de saber (información de fondo importante para dar contexto, que incluso se podría dar como recurso adicional a un curso) e información "bonita de saber", pero no fundamental (que incluso se puede omitir en el curso y nada pasaría).
Saber cómo organizar y seleccionar la información con la que se cuenta en un principio, ayuda a ofrecer a los colaboradores la información adecuada en el momento adecuado.
La creación de objetivos de aprendizaje no es tan fácil como decir "yo quiero que sean mejores en esto." Tampoco se trata de crear cursos eLearning atractivos, con muchos gráficos y animaciones, pero que no dejan un aprendizaje útil o significativo.
Debemos recordar que el fin último de la capacitación es el aprendizaje. ¿Cómo podemos saber que este fin se ha cumplido tras haber impartido un curso? Esta es la labor de la Evaluación.
Un buen diseño instruccional se enfoca en incluir la cantidad debida de evaluaciones de aprendizaje antes, durante y después de llevado un curso. Sin una estrategia bien definida y métodos de medición concretos, no se puede saber si un proyecto eLearning ha sido exitoso.
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