Nuestro blog proporciona las mejores prácticas, consejos, ideas y tips de capacitación corporativa, diseño instruccional, eLearning y mLearning.
Para visitar el blog en inglés haga clic aquíCuando para ti los lunes son iguales a los viernes o a los domingos, felicidades, eres un freelancer o trabajas home office. En el diseño instruccional es frecuente conseguir empleos en los cuales se puede trabajar desde casa; yo misma he laborado en esta modalidad y estoy consciente de todas las situaciones que se generan, por lo tanto decidí escribir estas líneas sobre los hábitos que se crean cuando no es necesario estar atado a una oficina.
Hace algún tiempo recibí en mi correo lo que parecía una sentencia de muerte. No recuerdo las palabras exactas del mensaje, pero en términos generales anunciaba que debido a las últimas actualizaciones de Windows muchas de las funciones de Flash comenzarían a quedar obsoletas. Al terminar de leer el mensaje me dio una mezcla entre nostalgia y pánico. En este momento de mi vida laboral trabajo con una herramienta construida en Flash, por lo que de inmediato comencé a pensar en las repercusiones que el mensaje de Windows, esas cuantas líneas que parecían tan inofensivas, tendría en mi entorno inmediato. Lo primero que vino a mi mente fue el fantasma de HTML5, ese lenguaje de programación que se anuncia con la promesa del futuro y que presagia un gran cambio a todo lo que se conoce y practica en el mundo del e-learning. Viene muy a propósito de esta reflexión la palabra CAMBIO, puesto que en ella se pueden resumir todos los miedos asociados a la transición hacia nuevas tecnologías.
Temas complejos, participantes neófitos Como diseñadores instruccionales, ¿cuántas veces han subestimado a los participantes de sus cursos? Disculpen que haya empezado con una pregunta incómoda; créanme que mi intención no es enjuiciarlos, sino invitarlos a reflexionar sobre la forma en que adaptamos los contenidos de los cursos según el público meta, en específico, cuando se nos advierte que nuestros participantes serán personas con un nivel educativo básico. Aunque no sea intencional, debemos reconocer que en ocasiones damos por hecho que una persona con pocos estudios no será capaz de comprender los temas complejos y procedemos a “minimizar” los materiales, por decirlo de alguna manera. Es cierto que conocer las características generales de los participantes resulta fundamental para la adaptación de los contenidos, la elaboración de los reactivos, y en general, para todo el desarrollo de los cursos, pero no por ello tenemos que caer en el extremo de tratar a las personas como si fueran incapaces de razonar.
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