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Vivimos en una era donde el cambio es la única constante y donde la digitalización y la globalización han acelerado la forma en que se mueve el mundo. De acuerdo con el Informe de Tendencias de Formación Corporativa de 2022, más del 60% de las empresas a nivel global reconocen la necesidad urgente de capacitar a sus colaboradores de manera continua. Sin embargo, ¿cuántas veces, a pesar de todos sus esfuerzos, ha sentido que su equipo no se actualiza o adquiere habilidades al ritmo esperado? No está solo en esta encrucijada; es una preocupación compartida en el mundo empresarial. En el seno de nuestra organización, emergen desafíos internos: desde una cultura que tal vez no priorice la formación, hasta la falta de recursos adecuados. Por otra parte, las barreras externas, como regulaciones cambiantes o costos crecientes de capacitación, también juegan un papel en frenar el aprendizaje continuo. De hecho, un estudio reciente muestra que cerca del 45% de las organizaciones enfrentan barreras económicas para implementar programas de formación efectivos.
¿Alguna vez se ha encontrado parado en la encrucijada entre ambición y realidad, especialmente en cuanto al eLearning? Usted dio ese salto de fe, impulsado por las últimas tendencias o quizás un artículo convincente que encontró, y decidió introducir eLearning en su organización. Pero, en lugar del aplauso y los resultados triunfantes que imaginó, hubo un murmullo de decepción y una pregunta persistente: "¿Por qué no está funcionando?" Dejemos algo claro: el eLearning no es solo una caja que marcar o una insignia que lucir. Es una herramienta estratégica y potencialmente transformadora que, si se usa correctamente, puede revolucionar cómo aprende y crece su equipo. Pero si se siente un poco descorazonado, pensando que ha asumido más de lo que puede manejar, ¡no se preocupe! Estamos aquí para desmitificar el laberinto del eLearning. Si ha estado observando su programa, rascándose la cabeza y sintiéndose un poco desamparado, está en el lugar correcto. Vamos a abordar el meollo del asunto y explorar las razones por las cuales sus programas de eLearning podrían no estar dando en el blanco.
En la era digital, donde la información está al alcance de un clic y la formación se ha democratizado gracias a plataformas en línea, el eLearning ha emergido como una herramienta esencial. Sin embargo, con la amplia gama de recursos y metodologías disponibles, ¿qué distingue a un curso eLearning efectivo de uno que simplemente pasa desapercibido? La respuesta a menudo radica en el poder de los escenarios inmersivos. Los escenarios no son simplemente adornos visuales o ejercicios interactivos que se añaden para hacer el curso más atractivo. En realidad, son herramientas pedagógicas fundamentales que tienen el potencial de transportar a los colaboradores a entornos que reflejan la realidad de su campo laboral, permitiéndoles aprender a través de la experiencia y la práctica. Especialmente cuando hablamos de formar a colaboradores en un ámbito corporativo, la capacidad de un escenario para simular situaciones reales de trabajo puede ser la diferencia entre un aprendizaje teórico y uno verdaderamente aplicado.
Nos encontramos en un escenario corporativo en constante evolución, donde el flujo ininterrumpido de información ha hecho del eLearning una piedra angular en la capacitación y desarrollo de talento. Sin embargo, este panorama presenta desafíos únicos para los directores de Recursos Humanos y Formación y Desarrollo en las empresas. El principal dolor de cabeza radica no sólo en ofrecer contenidos de calidad, sino en cómo mantener al colaborador totalmente involucrado y cómo asegurar que estos programas aporten un valor real a la organización.
Probablemente haya notado que el panorama de la capacitación corporativa y el eLearning está en pleno cambio. Los colaboradores, o si lo prefiere, los consumidores de sus programas formativos, ya no se conforman con lo tradicional. Los modelos que en su día fueron revolucionarios ahora parecen casi arcaicos. El mundo avanza, y con él, las expectativas de sus equipos respecto a cómo, cuándo y qué aprender. Si desde que leyó el título de este artículo se encuentra preguntándose: "¿Qué es lo que realmente desean mis colaboradores de los programas de eLearning que ofrezco?", está en el lugar correcto. Aquí le proporcionaremos respuestas claras y estrategias accionables.
Navegar el mundo de la formación virtual en la actualidad no es tarea sencilla. En este viaje, dos términos han surgido con frecuencia: eLearning y mLearning. Pero, ¿cuál es la distinción real entre ellos? ¿Son simplemente etiquetas que no alteran de forma significativa la experiencia de formación? Estas dos letras llevan consigo un mundo de diferencias que vale la pena explorar. Hasta hace poco, la idea predominante era que cualquier curso de capacitación que valiera su peso debía ser accesible desde una computadora de escritorio. Sin embargo, el mundo ha evolucionado, ¿verdad? En el contexto del 2023, aquellos a quienes ustedes capacitan, esos colaboradores ávidos por adquirir conocimientos, están armados con una variedad de dispositivos, desde portátiles y tabletas hasta teléfonos inteligentes, cada uno de ellos dispuesto a convertirse en un portal de formación. Las estadísticas hablan con claridad: más del 60% de los usuarios eligen la comodidad de los dispositivos móviles para aprender y consumir informació. Y aquí es donde el desafío cobra forma: hemos llegado al punto en el que simplemente adaptar los cursos existentes a formatos móviles no es suficiente. Crear un curso para dispositivos móviles no se trata solo de hacer que el contenido quepa en una pantalla más pequeña. Es un enfoque completamente distinto. Se trata de aprovechar las ventajas únicas que los dispositivos móviles tienen para ofrecer y crear una experiencia de formación que se adapte a la vida en constante movimiento de nuestros estudiantes modernos. En este artículo, vamos a desentrañar las diferencias fundamentales entre eLearning y mLearning.
Vivimos en una era donde la digitalización y el flujo constante de información nos rodean constantemente. Dentro de esta avalancha de datos, se ha descubierto que aproximadamente el 80% de la información que procesamos en Internet es captada a través de nuestro sentido de la vista. Sumado a esto, diversos estudios han señalado la innegable sensibilidad que presentamos hacia las señales visuales en el proceso de aprendizaje. Estas revelaciones nos llevan a una conclusión clara: en el mundo del eLearning, el componente visual no solo es indispensable, sino que, bien empleado, puede ser la llave maestra para una formación eficaz.
Al adentrarnos en el vasto mundo del eLearning, es fácil quedar atrapados en la marea de contenidos, temarios y objetivos. Sin duda, desarrollar contenido formativo de calidad es fundamental. Pero, ¿alguna vez se ha detenido a pensar en la manera en la que ese contenido llega a sus colaboradores? ¿En cómo ese diseño, a primera vista, puede afectar la comprensión y retención del contenido? Si estuvieran asistiendo a una conferencia, no sería solo el contenido de la charla lo que impactaría su experiencia, sino también cómo se presenta: la claridad del orador, la organización de las diapositivas, e incluso el ambiente del lugar. De igual manera, en el eLearning, no es solo el "qué", sino el "cómo".
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